Fertilizantes NPK: definición, uso y límites

Los fertilizantes NPK representan una fórmula clásica de fertilizante que corresponde a la abreviatura de los elementos químicos que los componen, a saber, nitrógeno, fósforo, potasio.

¿Qué es el fertilizante NPK?

NPK, sus componentes

Wilhelm KNOP, químico agrícola alemán, determinó en 1861 los requisitos precisos de nutrientes de las plantas verdes necesarios para su crecimiento. Estos fueron 4 elementos correspondientes a las letras de su apellido:

  • K: potasio
  • N: nitrógeno
  • O: oxígeno
  • P: fósforo.

Además del oxígeno, los 3 componentes se han convertido en la base de los fertilizantes químicos en forma de sales solubles asimilables directamente, lo que permite obtener altos rendimientos pero con importantes riesgos de lixiviación en aguas subterráneas y cursos de agua.

El nitrógeno (N) promueve principalmente el crecimiento de las partes verdes de las plantas (tallos y hojas), la precocidad y el desarrollo.

El fósforo (P) juega en la formación de flores y semillas y en el desarrollo de las raíces. Refuerza la resistencia natural de las plantas a las agresiones.

El potasio (K) permite la floración y el desarrollo de los frutos y todos los órganos de almacenamiento como raíces y tubérculos. Se mejora la coloración de flores y frutos, así como la resistencia a enfermedades.

El fertilizante más versátil tiene una dosis idéntica para los 3 valores (10-10-10) mientras que un fertilizante fuerte será más bien 20-10-10, correspondiente para cada uno de los componentes al porcentaje de la masa.

fertilizante de estiércol orgánico

Los límites de los NPK

Los fertilizantes químicos que solo incluyen NPK son incompletos, carecen de los macroelementos (magnesio, azufre, calcio ...) que necesita la planta y de los oligoelementos que corresponden a muchas sales minerales (zinc, boro, selenio ...) ).

Para tener un abono completo, y permanecer en un enfoque eco-responsable, es necesario utilizar abonos orgánicos (sangre seca, cuerno triturado, guano…) y enmiendas orgánicas (compost, estiércol…). Sobre todo porque esta fertilización hace más improbables los errores de dosificación y los desequilibrios en el suelo y en la planta. Por otro lado, la acción es más lenta pero más sostenida en el tiempo.

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