Los diferentes tipos de suelo en el jardín.

Cualquier buena guía de jardinería le dirá qué tipo de suelo es deseable para qué tipo de planta. Y por una buena razón, la tierra es el elemento básico del cultivo, es principalmente ella la que decidirá el buen crecimiento (o no) de tus plantas. Por tanto, es fundamental conocerlo bien, para poder jugar y utilizar sus diferentes características. Para obtener más información, hagamos un recorrido por el campo.

Los diferentes tipos de suelo

En primer lugar, debes saber que el suelo está formado principalmente por cuatro elementos, a saber, arcilla, arena, piedra caliza y humus. La arcilla hará que el suelo se compacte, mientras que la arena le dará cierta ligereza. Por su parte, la piedra caliza aportará calcio al suelo, mientras que el humus lo enriquecerá con materia orgánica.

Un suelo arcilloso

La tierra arcillosa, formada por pequeñas partículas, es muy compacta. Esta densidad lo hace poco propicio para la circulación de aire y agua, y para la propagación de raíces en el suelo. Tiende a conservar frescura y humedad.

Cambia su estado de ánimo con el clima, es duro, seco y fibroso en climas cálidos, pero se vuelve suave y pegajoso en clima húmedo. Además, al estar muy rápidamente saturado de agua, dicho suelo será adecuado para la formación de charcos.

Todas estas características dificultan el trabajo. No obstante, es posible mejorarlo proporcionándole arena y compost. Se necesita tiempo, pero los resultados obtenidos son entonces más que a la paciencia puesta a prueba. El suelo arcilloso puede convertirse en un verdadero paraíso vegetal.

Reconózcalo: una apariencia grumosa y una textura pegajosa al tacto en clima húmedo son signos de suelo arcilloso. La presencia de dientes de león también es un indicador de este tipo de suelo.

Una tierra de piedra caliza

La ventaja de este tipo de suelo es que es fácil de trabajar. Un suelo calcáreo drena eficazmente el suelo, quizás incluso con demasiado celo, y es probable que los nutrientes se laven por lixiviación.

Para aprovechar al máximo esta tierra, lo mejor es excavarla en primavera y protegerla con abono verde como cobertura del suelo.

Reconócelo: el suelo calcáreo es de color claro, está seco y quebradizo. El crecimiento de las zanahorias silvestres indica un suelo de piedra caliza seca, mientras que la presencia de adonis o amapola dará testimonio de un suelo de piedra caliza rico en humus.

suelo arenoso

La tierra arenosa es para arcilla lo que Ying es para Yang. De hecho, el suelo arenoso está formado por partículas grandes, lo que lo convierte en un suelo ligero y retiene muy poca agua. Dado que el agua es donde se encuentran los nutrientes disueltos, no es deseable un suelo que sea demasiado arenoso. Afortunadamente, siempre es posible mejorarlo enriqueciéndolo con tierra para macetas y cubriéndolo con un mantillo para ayudarlo a retener el agua. Entonces se adaptará perfectamente a las cosechas tempranas.

El suelo arenoso se excava mejor en primavera.

Reconócelo: el suelo arenoso es a menudo de color claro, forma partículas pequeñas y se hunde entre los dedos cuando tomas un puñado.

Una tierra silícea

La tierra silícea es muy pobre en piedra caliza y puede secarse tan rápido como se enfría.

Es un suelo que requiere un aporte de piedra caliza, por intermedio de cal por ejemplo, sin el cual quedará muy desfavorable para el cultivo.

Reconócelo: es una tierra que encontramos principalmente en las zonas rocosas de Bretaña o el Macizo Central.

Tierra turbia

Una tierra de turba se caracteriza por ser ácida, rica en materia orgánica y, sin embargo, pobre en nutrientes. Un suelo de turba constituye una verdadera esponja gigante en invierno, la turba absorbe agua en esta temporada para restaurarla en verano.

Esta tierra se puede trabajar en todos los climas, necesita volverse cultivable un aporte de cal.

Reconócelo: el suelo turboso es reconocible por su color negro y su textura esponjosa al tacto.

Un suelo de humus (o limoso)

Es un suelo bastante irregular, cercano a la arcilla, pero más nutritivo que esta última. Al instalarse muy rápidamente en clima húmedo, es mejor evitar pisarlo tanto como sea posible para no empacar demasiado.

Reconócelo: los suelos que contienen humus son de color oscuro, generalmente son suaves al tacto, aunque pegajosos en clima húmedo.

Como habrás comprendido, cada tipo de suelo tiene sus ventajas y desventajas. El objetivo del juego es, por tanto, trabajar estas tierras para hacer un suelo equilibrado entre arcilla, arena, piedra caliza y humus. Una tierra con tal equilibrio se llama marga.

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