¿Por qué mi perro no obedece? Que hacer ?

A menudo, es frustrante para el dueño del perro no sentirse escuchado por su mascota. De hecho, cuando este último se niega a obedecer, la confianza se desmorona poco a poco y la relación sufre lamentables consecuencias. Sin embargo, si tu perro no te está obedeciendo es principalmente por tu culpa, porque no sabes cómo comunicarte con él o adiestrarlo como debería. De hecho, el perro no se muestra "terco" sin justificación. ¡Descubre las razones por las que tu perro no te obedece y los gestos correctos a adoptar para finalmente hacerte oír!

¿Por qué mi perro no obedece? Que hacer ?

¿Por qué tu perro no te obedece?

Un animal necesita reglas claras y consistentes para aprender a obedecer. En efecto, si aprecia tener cierta libertad cuando se esfuerza y ​​que juega, necesita una rutina establecida y reglas predefinidas que se repitan todos los días. La estabilidad es esencial para su perro que necesita orden y saber que puede confiar y confiar en usted; eres una especie de su jefe. También le permite aliviar su estrés.

Muchos dueños de perros desobedientes creen erróneamente que su mascota los resiste porque tienen un carácter terco. Sin embargo, cualquier falta de obediencia es culpa del maestro, porque en realidad es una falta de educación, aunque generalmente no es intencional.

Si tu perro no te obedece, hay varias razones para ello:

  • Tu perro no comprende tus órdenes. Depende de usted formular sus requisitos como órdenes, con la entonación adecuada. Además, no es necesario hacer frases bonitas; tu mascota te entenderá mejor si le das órdenes sencillas y claras que siempre estén redactadas de la misma manera. "Siéntate" siempre debe decirse de la misma manera, y no reemplazado de vez en cuando por "¡Pero yo te pido que te sientes!" o "Siéntese, por favor".
  • No usas expresiones faciales con tus órdenes, lo cual es lamentable, ya que los perros son muy buenos descifrándolos. Si le dice "no" en un tono cansado, no entenderá la prohibición.
  • A veces le habla en un tono enojado, especialmente cuando se impacienta. Tu perro no hará el esfuerzo de escucharte, porque sobre todo tendrá miedo de enjugarte la ira.

Recuerde, su perro no habla el mismo idioma que usted. Si necesita límites e instrucciones como un niño, no debes hablarle de la misma manera. No hace falta poner formas ahí, porque no nos comunicamos de la misma forma entre humanos y con un perro. Sobre todo, sea claro, coherente y preciso.

Que hacer cuando tu perro no te obedece

Si tu perro no te obedece, debes cuestionarte y revisar tu modo de comunicación y educación. Estos son nuestros consejos para lograrlo.

Aprende a comunicarte con tu perro

Para que él te obedezca, tu animal debe comprenderte. Por tanto, es importante que se comunique con él de la forma correcta.

  • Formular órdenes claras, breves y precisas. Repite siempre lo mismo.
  • Adapte su vocabulario para usar palabras fuertes (sí, no, sentarse, sentarse, detenerse, etc.).
  • Adapte su tono de voz a la situación para que se entienda mejor.
  • Acompaña tus pedidos con expresiones faciales y gestos adaptados. ¡Lo visual también es esencial para el perro!
  • No grites innecesariamente para darle una orden simple. Si es para pedirle solo que se siente, dile "siéntate" sin agresividad, pero con voz tranquila y firme. Si gritas, lo pondrás ansioso y no intentará cooperar.

Fortalece tus lazos

Si tu mascota aún no te obedece, podría deberse a tu actitud. Puede estar molesto y distante por no ser escuchado. Esto es un error porque tienes que estar cerca de tu perro para que te escuche, te vea como el dominante, crea en ti y te obedezca.

Cuida tu relación, escúchalo, juega con él y sácalo. Acarícialo cuando quiera. No trates de castigarlo por su falta de obediencia privándolo de tus acciones y tomando distancia, porque será infeliz y terminará por deshacerse de ti.

Para fortalecer tus vínculos, su educación debe ser positiva y compartida contigo. Hay muchas cosas que su mascota puede aprender para complacerlo, pero es posible que necesiten tiempo. Recupere la confianza pasando tiempo juntos y compartiendo actividades comunes. Hágalo paso a paso y asegúrese de comprender una cosa antes de pasar a la siguiente. Si le preguntas demasiado, no podrá seguir el ritmo y es posible que te impacientes. A cambio, a tu mascota no le gustará la educación.

Mantente siempre constante

Es importante mantener la coherencia en su enfoque educativo. Sea paciente y sea consciente de lo que permite y lo que no. Cuando empiece a impacientarse, detenga la sesión y cálmese. Vuelva a empezar más tarde, una vez que se haya calmado, o reduzca sus necesidades; es posible que espere demasiado de su perro.

La consistencia es esencial porque su mascota se perderá si hay una contradicción. Si por ejemplo tu animal se aleja de ti, llámalo para que vuelva a tu lado. No corras detrás de él, porque él pensará que estás caminando y que todo está bien; no entenderá por qué lo llamas algunas veces y otras no. Debe aprender a volver a ponerse de pie, incluso si requiere una gran paciencia de su parte. Llámalo por su nombre y di "¡Patada!" para que comprenda. Si está siguiendo una pista, puede que necesite un tiempo, pero tenga paciencia. No se enoje, porque si él percibe enojo en su voz, ¡ciertamente no querrá volver! Al contrario, cuando vuelva, felicítalo o incluso dale un capricho. ¡Estará feliz de obedecerle de nuevo la próxima vez!

Otra situación clásica es permitir que tu mascota te celebre en determinadas ocasiones y no en otras. No es capaz de comprender el matiz. Si acepta después de una ausencia, pero rechaza cuando está todo sucio, no le hablará, porque no se detiene en esos criterios.

Piense en la recompensa, que es una parte clave de la educación. El animal lo necesita para comprender que ha dado un paso con éxito. Tu ira e impaciencia no te servirán de nada; al contrario, tu perro tratará de evitarte para no enjugarte la ira. En cambio, si recibe un obsequio y una caricia de felicitación cuando vuelve a ti, cuando se sienta o cuando cumple tus órdenes, estará tentado a empezar de nuevo y se pondrán en marcha los nuevos buenos hábitos. naturalmente.

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